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En el ámbito de la seguridad de procesos, la correcta identificación y clasificación de medidas de protección es fundamental para garantizar la integridad de las operaciones, el personal y el medio ambiente. Uno de los enfoques más utilizados para evaluar riesgos es el Layer of Protection Analysis (LOPA), una metodología semi-cuantitativa que permite determinar si los controles implementados son suficientes para mitigar escenarios de alto riesgo. Sin embargo, un desafío recurrente en su aplicación es la confusión entre salvaguardas y Capas Independientes de Protección (IPL), lo que puede llevar a una subestimación de riesgos con consecuencias potencialmente catastróficas.

Este artículo, basado en el trabajo presentado por Holman Leonardo Sotelo Rojas en la 10ª Conferencia Latinoamericana de Seguridad de Procesos (LACPS 2024), explora los desafíos clave en la diferenciación entre estos conceptos, su impacto en la gestión de riesgos y las mejores prácticas para evitar errores críticos.


Salvaguardas vs. IPLs: ¿Por qué es crucial la distinción?

Las salvaguardas son medidas genéricas de control que pueden prevenir o mitigar un evento no deseado. Estas incluyen alarmas, procedimientos operativos, válvulas de alivio, entre otros. Sin embargo, no todas cumplen con los rigurosos criterios para ser consideradas Capas Independientes de Protección (IPLs), las cuales deben ser:

  1. Independientes: No deben depender de otros sistemas o de la capa básica de control.

  2. Específicas: Diseñadas para actuar ante un riesgo concreto.

  3. Auditables: Su funcionamiento debe poder verificarse mediante pruebas y documentación.

  4. Confiables: Deben tener una baja Probabilidad de Falla en Demanda (PFD).

La confusión entre ambos conceptos puede generar una falsa sensación de seguridad. Por ejemplo, en el desastre de Buncefield (Reino Unido, 2005), la falla de un sensor de nivel y de un interruptor de seguridad (que no cumplían plenamente con los criterios de IPL) resultó en un derrame masivo y un incendio con pérdidas millonarias.


Metodología y Buenas Prácticas

El documento destaca la importancia de realizar un análisis riguroso durante el LOPA, donde cada medida de protección debe evaluarse individualmente mediante preguntas clave:

  • ¿Es la salvaguarda independiente del evento iniciador y de otras capas?

  • ¿Puede su eficacia ser auditada y verificada?

  • ¿Está diseñada para actuar ante un escenario específico?

  • ¿Tiene la confiabilidad requerida (ej., PFD ≤ 1×10⁻²)?

Si alguna respuesta es negativa, la medida no califica como IPL y no debe contabilizarse como tal en la reducción de riesgo.


Conclusión

La claridad conceptual entre salvaguardas e IPLs no es un mero ejercicio académico, sino una necesidad operativa. Como señala el autor, «todas las IPLs son salvaguardas, pero no todas las salvaguardas son IPLs». Su correcta identificación evita brechas en la protección y asegura que los riesgos se gestionen dentro de los límites tolerables.

Para profundizar en estos criterios, casos de estudio y ejemplos prácticos, se recomienda revisar el documento completo, que incluye referencias a normas como IEC 61511 y lecciones aprendidas de incidentes históricos.

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